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SELENA GÓMEZ HABLARÁ SIN TAPUJOS DE LA CRUDEZA DE LA FAMA EN EL DOCUMENTAL «MY MIND AND ME»

SELENA GÓMEZ

Que por la fama se paga un alto precio que no todo el mundo podría soportar es algo de sobra conocido, pero que una artista de la talla de Selena Gómez decida abrirse en video y contar sus emociones más oscuras en un documental dedicado a su persona no es lo habitual.

Alek Keshishian, el cineasta que revolucionó el mundo de las celebridades al mostrar a Madonna en su vida cotidiana con la cinta «Truth or Dare» (1991), estrena este viernes en Apple TV+ «Selena Gómez: My Mind & Me», un nuevo filme en el que Gómez habla de sus vaivenes emocionales, y de cómo el peso de los focos y su fulgurante éxito en redes sociales hicieron mella en su salud mental.

«Hoy en día ves a las celebridades en su casa. Pero lo que hay en este documental es diferente, creo que ella se abre a un nivel emocional mucho más profundo. Hay escenas que nunca habría decidido poner en sus redes sociales», responde Keshishian en una entrevista con EFE.

El cineasta olvida por completo los éxitos de la exestrella infantil de Disney , que conquistó a su generación con «Wizards of Waverly Place», transicionó sin escándalos a una carrera musical adulta y llegó a ser la artista más seguida en Instagram, para presentarla como una persona en constante debate con aquello que le acompaña a todos lados: su mente.

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Su primer encuentro se dio en 2016, cuando Gómez se encontraba en una intensa gira tras publicar el disco «Revival», que la confirmó como una de las referencias del pop internacional.

Aunque Keshishian ya advirtió de que su manera de grabar era «muy intrusiva», él mismo decidió dejar de filmar en el momento en el que la joven estrella, entonces de 23 años (ahora tiene 30), tuvo que anular su gira para acudir a un centro de salud mental.

«Me di cuenta de que no era el momento, estaba siendo muy intrusivo para todo lo que ella estaba pasando», recuerda.

Imágenes de conciertos, viajes, recibimientos de fans eufóricos y jornadas maratonianas de ensayos ocupan los primeros minutos del documental hasta que la sucesión de escenas, como la energía de Gómez, se derrumba.

Tras unas entrevistas en las que miembros de su equipo recuerdan el infierno en el que la cantante estaba sumida, el documental salta al año 2019, cuando ya recuperada de su diagnóstico de bipolaridad y lupus emprende un viaje a Kenia para participar en un voluntariado.

A partir de esa excursión, Keshishian vuelve a poner el objetivo de su cámara sobre Gómez durante su búsqueda para dar un nuevo sentido a su exposición pública.

«Me dije ‘espera un segundo, aquí hay una historia fascinante porque ella ha salido, tiene su diagnóstico, se está recuperando y quiere ayudar a otros'», indica el director.